
Al parecer la gente en Colombia está más interesada en que se le calle la boca a ciertos personajes del periodismo deportivo que en el verdadero objetivo: ir al mundial y entre paréntesis, jugando bien.
Cuando la selección gana, por acierto o no de Don José, jugando bien o mal, sacan pecho y celebran -más que la victoria y la cercanía a la clasificación- el poder escupirles en la cara al par de viejitos que son unos malaleche, que no saben nada y que se pueden meter sus criticas ya saben por dónde.
Así mismo, cuando los partidos se nos complican, en vez de escuchar voces de apoyo y debatir sobre soluciones, ahora se escuchan frases de preocupación sobre lo que dirán Vélez, Mejía y algunos otros que se atreven a criticar: “¡Ahora si le van a caer con todo al viejo!”, dicen algunos con cara de preocupación y ojos guaraposos. Yo me quedo callado, aunque me gustaría decirles: No se preocupen, de todas formas ya lo hacen y lo seguirán haciendo porque -les voy a contar un secreto- les pagan para eso: para abrir debates y ganar sintonía.
Yo, por mi parte, trato de no entrar del todo en ese juego. Escucho las críticas (sin ponerme muy bravo) para aprender a analizar mejor los partidos, seleccionando con “pinza de sacar cejas” los apartes importantes que me ayudan a entender el porqué de algunas situaciones y a comprender los errores y los aciertos. No todos vemos el fútbol de la misma manera y escuchar diversos puntos de vista no hace sino mejorar mi comprensión del juego.
De hecho, para compensar y no caer en sesgos, y porque además me parecen chéveres y más cercanos al sentir de la gente, también escucho atentamente lo que dicen Bonnet, Meluk, Pino Calad, Londoño, Casale, De Francisco, Guillo Arango, entre otros, que, sin decirles lambones, celebran casi todo lo que hace Pékerman… Igual aprendo mientras me divierto.
Yo hago la fácil, como un típico volante de marca, simplemente le pongo el filtro. Ignoro los comentarios que me parecen exagerados o fuera de foco y no caigo en el extremismo de apoyar todo lo que salga de la boca o teclados de unos, ni de otros. Tomo lo que creo que me sirve y punto.
No pienso que deba blindarme de la pasión y del sesgo que el fútbol mismo conlleva, ni que deba mantenerme lejos del folclorismo, pues me perdería GRAN PARTE DEL CHISTE!, pero les aseguro que disfruto del futbol en todo su esplendor cuando, en vez de pensar en lo que dirán los periodistas o los memes de las redes sociales, soy capaz de entender una parte de lo que estoy viendo (con madrazos incluidos o no) y no como usualmente me pasa cuando juego domino que no entiendo ni mierda de lo que estoy haciendo.
Hey!, en serio, no se amarguen tanto si hay gente que todavía escucha o lee a los viejitos, es cuestión de gustos. No le pierdan tiempo preocupándose por ellos. No es importante callar bocas. Lo que le suceda de bueno a nuestra selección será alegría para el más amargado de los colombianos y lo que le suceda de malo será tristeza para el más feliz y alegre de todos.
Vamos Colombia!! Vamos pa’ Rusia!!